WORCESTER 2018: MI PRIMERA EXPERIENCIA ERASMUS+ KA1

Sábado, 29 Junio, 2019

MI PRIMERA EXPERIENCIA ERASMUS+ KA1

WORCESTER, UK - Junio 2018

Erasmus. Erasmus era, hasta hace sólo algunos meses, una palabra demasiado grande para mí. Una palabra que me imponía, ante todo, mucho respeto.

Lo más parecido a una experiencia Erasmus+ KA1 que había podido experimentar anteriormente había sido preparar una visita de socios del programa denominado anteriormente Comenius, hace años. En aquella ocasión hice de cicerone por nuestra ciudad junto a otro compañero del centro al que entonces pertenecía, para un grupo de profesores ingleses, italianos y alemanes. Me encantó la experiencia y la posibilidad de establecer lazos con otros profesionales más allá de los muros de mi colegio y las fronteras de mi país.

Por esta razón, Erasmus también me sugería sentimientos de interés, curiosidad, intriga, deseo y, sobre todo, una gran ilusión.

Gracias a un estupendo equipo de profesionales docentes con los que tengo la suerte de trabajar actualmente, pude por fin vivir la experiencia Erasmus+ KA1. Nos pusimos a trabajar codo a codo en equipo y por grupos de trabajo y, capitaneados por nuestra Directora, pudimos presentar nuestro proyecto, el primero que se había elaborado en nuestro centro tras muchos años persiguiéndolo.  Lo titulamos: “EN MARCHA: Aprende, enseña, comparte y gana”. Descubrir que estábamos en el listado de centros admitidos, supuso una gran celebración para todos.

Cada uno de nosotros pudo llevar a cabo aquello que se había propuesto: desde mejorar su competencia lingüística en  lengua inglesa, hasta profundizar en el conocimiento de metodologías  de gran utilidad para nuestro trabajo diario, dada  la especificidad de tipología que presenta nuestro centro.

A pesar de que ambas opciones me llamaban la atención, mi interés se centraba realmente en contar con la oportunidad de observar prácticas educativas en un centro británico pues mi deseo era conocer de primera mano la metodología empleada en este país en la enseñanza de la lectoescritura en los primeros niveles, tema que me tiene especialmente ocupada en mi trabajo estos últimos años. Después de numerosas actividades previas de formación en torno a esto, decidí que aprenderlo “in situ” supondría un ejemplo incomparable.

Me embarqué, de esta forma, con ilusión en dicho proyecto. Tuve el privilegio de integrarme durante una semana en el día a día de un centro educativo de la ciudad de Worcester, el Saint George´s  C of E  Primary  School, en un aula de alumnos con edades comprendidas entre los 5 y 6 años, su primer curso de escolarización.

Además de centrar mi atención en el objetivo que me llevó hasta allí (el proceso de lectoescritura), pude aprender estrategias de gestión del grupo-clase, distintas actividades que podían ser motivadoras si las aplicaba en mi aula, juegos y canciones, rutinas pertenecientes a la asamblea, etc. que me serían de gran utilidad… Aprendí, además, otra forma de dirigirse a los alumnos y de dirigir las dinámicas de trabajo en el aula. Todo ello me apasionaba. Tomaba nota casi con ansia de todo cuanto acontecía ante mis ojos para no perderme nada, ni olvidar nada y ser capaz, después, de trasladarlo, en la medida de lo posible, a mi labor como docente.

Pude analizar de manera tangible algunas de las diferencias entre el sistema educativo inglés y el español y responder a muchas de las preguntas que me hacía a mí misma.

Simultáneamente comprendí, también, las diferencias culturales en costumbres y estilos de vida de los profesores que fueron míos también, además de compañeros, durante esos días… Éstos se desvivían por aclararme dudas, explicarme las razones de algunas de sus actuaciones, mostrarme ejemplos de actividades materializadas en cuadernos y otros trabajos individuales de los alumnos, ejemplos de boletines de evaluación para las familias, etc… informándome en todo momento de aquello por lo que yo mostraba interés o que ellos consideraban que pudiera tenerlo para mí. Por si fuera poco, procuraron, además, hacerme la estancia en su ciudad lo más placentera posible, acogiéndome primero en su colegio con una cálida hospitalidad integrándome en cuantas actividades fueron programadas y, después, sugiriéndome lugares de interés que visitar en ella. Hubo quienes me mostraron personalmente localizaciones con encanto a sus alrededores fuera del horario escolar y ya en su tiempo libre, compartiendo veladas entrañables, incluso hasta quienes me abrieron las puertas de su propia casa.

Después de todo lo narrado anteriormente, es fácil deducir que no hubo ni un solo minuto de mi estancia en el que no estuviera aprendiendo algo… Fue, por tanto, la experiencia más satisfactoria y enriquecedora, profesional y personalmente, que he vivido hasta ahora. Espero volver a disfrutar de este tipo de oportunidades que suponen un impulso enorme en la pasión que un docente vierte en su aula y lo que ello supone en su alumnado, que se convierte en receptor de la misma ilusión por el aprendizaje que se les transmite… y recomiendo que lo hagan a todos aquellos docentes que aún no se han atrevido a “perderle el respeto” a la vivencia Erasmus+.                           

Nuria Serrano Regal

CEIP. Gregorio Marañón

Toledo